EL SUR TAMBIÉN EXISTE

Inspirado por las reflexiones del Sr. Gallego, es que hoy quiero compartir algunas de las experiencias vividas y reflexiones que surgieron de las vacaciones al sur con mi mujer y que son total y absolutamente personales, sin ánimo de generar polémica ni mucho menos herir susceptibilidades.
En el mes de febrero partimos desde Rosario y por veinte días recorrimos desde Villa Pehuenia hasta el parque nacional Los Alerces, en un viaje al que Giselle (mi mujer) lo calificó como ¨de adolescentes¨. Con un único primer destino que fue Villa Pehuenia y después ¨vamos viendo¨, con una carpa para quedarse donde más nos guste, sin reservas de hotel ni de ningún tipo y un regreso un tanto difuso. Por suerte todo se desarrolló sin mayores inconvenientes más que una caída a muy baja velocidad y sin daños, por la impredecibilidad del polvo volcánico y una pinchadura, el resto bien.

Salvo unos seis viajes en estos últimos 35 años (tengo 55) superaron 5000 km, y hacía mucho que no pasaba de los 3500 y con carpa. Y estimados amigos, no sé como lo llevará cada uno, pero 5500 durmiendo a veces en carpa y a veces en hotel y otra en hostel (el bolsón) se hicieron sentir. Sin embargo, ese deseo que nos mueve de largarnos a las rutas, vale la pena, aunque los huesos duelan, y estira un poquito más esa adolescencia que nos resistimos a perder del todo. 1° reflexión.

No conocía el sur y sin duda es hermoso. Paisajes infinitos, omnipresentes y por momentos ¨empalagosos¨, en el buen sentido, hace que la nueva, y gracias a dios, poca intervención del hombre sea de regular para abajo. Posiblemente por esa historia que le falta y que el noreste tiene, percibí una gran pereza intelectual en el desarrollo de las ciudades. Por ejemplo, desde la última vez que fui a Bariloche (año 1975) creció enormemente, y salvo hechos puntuales, como el llao llao, la catedral o el centro cívico y seguramente muchos más, en su conjunto no ha resultado una hermosa ciudad, más que por su entorno. Esquel, casi sin personalidad, más que por su entorno. El Bolsón, Villa La Angostura etc. Ese entorno pudo haber sido una verdadera musa inspiradora para que el crecimiento de las ciudades haya sido, a mi modo de ver, hermosas y sanas. 2° reflexión

Siempre decimos, los que somos de ciudad, que la gente de afuera es ¨mejor¨, atenta, solidaria, etc., y eso por suerte existe todavía, pero en este último tiempo apareció un personaje casi siniestro. No, no son los políticos, esos ya vienen de antes. Me refiero a los poseedores de las 4 x 4. Recuerdo que de chico mi viejo le ponía protectores de alambre al parabrisas, o me hacia apoyar la mano para que cuando íbamos en caminos de ripio una piedra que algún auto mordiera no lo rompa, pero además se agregaba el hecho de disminuir la velocidad para que eso no suceda cuando un auto venía de frente. Esa solidaridad evidentemente caducó, y no porque las leyes de física hayan cambiado y las piedras no salten más, sino porque la desconsideración ha llegado también al sur. Me cagaron a piedrasos. A este mal propongo denominarlo S.I.T., Síndrome del Imbécil Traccionado, que lo sufre aquel que no es capaz de disminuir ni un ápice la velocidad ni aunque vea una moto o una persona. Y al que le quepa el saco, que se lo ponga. 3° reflexión.

Por último y por si ya se quieren ir a dormir, debo decir que la experiencia ha sido enriquecedora, maravillosa en todos sus aspectos, pero una mirada crítica de lo bueno y de lo malo me ayudó a completar el viaje, y esperemos que por la mano de hombre, su desidia y su ambición no termine destruyendo semejante vergel y que algún día tengamos que decir ¨el sur también existió¨
Slds