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Mensaje  ERNESTOS 12/12/2017, 07:57

muchachos leo lo que hace esta gente y sueño con hacerlo algun dia

les copio relatos de gente que fue a alaska en moto

De Ushuaia a Alaska en moto: Una aventura con más de 45 mil kilómetros
20 febrero, 2017
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esde hace años, Nino viene pensando en unir Ushuaia y Alaska en moto. En abril del 2016 junto al amigo que le vendió una de las primeras motos que tuvo, emprendió el viaje. El sueño, se hizo realidad, más de 45 mil kilómetros recorridos en moto hasta el Círculo Polar Ártico; recuerdos y experiencias para toda una vida.
RIO GRANDE.- Nino Vergara y su amigo Claudio, comparten entre otras cosas la pasión por las dos ruedas. El año pasado, llegaron a unir Ushuaia con Alaska, en una travesía que les llevó casi un año entero. Un sueño de años, compartido, y logrado.

Se llama Gabriel, pero todos le dicen Nino. Es policía retirado y tercer dan de Aikido. Llegó a la isla cuando tenía 5 años. En esas épocas, pocos había que se animaran a andar en moto por las calles de la ciudad. Hace 20 años, había ya algunas motos enduro, gracias a eventos como la Vuelta de Tierra del Fuego. Todavía, casi nadie viajaba por las rutas en moto.

“Hace 20, la moto era para ir al campo, a la playa, la usaba para eso. Pero ahora se ven motos por todos lados. Y que vienen a Tierra del Fuego, creo que el año pasado no más, vinieron cerca de 300 motos”, comenta Nino, que hoy tiene además, su propio taller mecánico, obviamente, de motos.

La travesía

“La idea era unir Ushuaia con Alaska. Salimos de Tierra del Fuego, el 11 de abril del 2016, y el 27 de abril cruzamos la frontera Argentina a Jama, Chile. Después de ahí fuimos a Perú, Ecuador, Colombia”, recuerda Nino.

En 2011 Nino y su compañero habían llegado hasta el sur de Colombia, y conocieron gran parte de Sudamérica, por lo que esta vez, pasaron esas zonas, rápido y con confianza. “Ahora más que nada queríamos ir a Colombia y teníamos un ticket desde Cartagena a Panamá. Porque no hay ruta ahí, está la selva y es lo que se llama el tapón del Darién. Esa zona es selva, zona boscosa y montañosa, y ahí andan los narcotraficantes, también en algunos lugares están las FARC. Así que directamente no hay camino y es muy complicado. Un conocido lo hizo en un Jeep y le llevó como dos meses”, explicó el motoquero.

Llegaron a Colombia a mediados de mayo, y tenían hasta el 22 de junio para abordar el velero que los llevaba a Panamá. Estuvieron en Medellín por 15 días, y recorrimos otras ciudades de Colombia. “Fuimos a una parte de Panamá, al sur, que cruzamos en lancha también, estuvimos tres días, volvimos, fuimos a Cartagena y desde Cartagena embarcamos el velero, que duró cuatro días el cruce. Éramos 25, y cruzaron 9 motos. Cada uno tenía su camarote, porque era chiquito pero fue muy bueno. Una experiencia bastante linda. Cruzamos entre las islas, fuimos a bucear. Porque la otra opción era viajar en lancha, pero demoraba como 15 días”, recuerda.

Las rutas

La mayor parte del viaje, la hicieron por la ruta Panamericana, que atraviesa varios países de América, en la zona de la costa del Pacífico. “Por ahí hay rutas que son pintorescas pero no están en buen estado. La panamericana nace en la isla de Chiloé es última ciudad que hay ahí y termina en Alaska. Va por toda la costa del Pacífico. Y es muy lindo en la zona del Perú, Chile: son todos acantilados, es una belleza pero las rutas no están por ahí no están muy buenas, tienen cortes o hay derrumbes. Uno de mis compañeros, rompió una de la llanta delantera con unas piedras que había en Perú. En Nazca tuvimos que repararla. En Estados Unidos, están impecables. Y en México también, solo que te matan los peajes. En el DF, había un peaje cada 30 kilómetros, pagábamos entre 60 y 80 pesos cada 15 minutos”, cuenta Nino.

Una idea de años

El primer viaje que planeó junto a sus amigos, fue por la Patagonia, 20 años atrás. “Yo tenía un TR 350, y había pensado en equiparlo un poco para hace un viaje, y después pasaron unos años y un amigo se compró una moto, después otra y la que tenía antes se la compré yo. Ahí salió la idea de ir hasta Machu Pichu, y le dije ‘bueno te acompaño’”, recuerda Nino.

Desde Machu Pichu a Ecuador, con solo 1000 kilómetros de distancia en línea recta, era una oportunidad muy tentadora, así finalmente, lo hicieron. En general, Nino asegura que los viajes en moto son para disfrutar, ir tranquilo, admirar el paisaje, y descansar: “Nosotros hicimos una vez, 1500 kilómetros, en un día. En el Desierto de Atacama, pero era una línea recta. Como cruzar la ruta 3 en la Patagonia. Si no, lo normal es 500 o 600 kilómetros en un día. Nosotros viajamos a 100 o 120 kilómetros por hora, sino vas muy estresado y no podés ver el paisaje ni nada”, resaltó.

Llegando a Canadá, Claudio y Nino, por poco no se encontramos con Julián y Mateo, dos fueguinos que actualmente están volviendo, de hacer la misma travesía. “No coincidimos, porque ellos ya estaban volviendo de Alaska y nosotros íbamos subiendo. Ellos iban para el lado del Este, hacia Nueva York. Cuando llegamos al punto donde ellos estaban, eran las 6 de la tarde, y ellos se habían ido a las 8 de la mañana. Julián es de acá, y Mateo es profesor de Gimnasia en Tolhuin. Ahora están en Brasil, porque ellos fueron andando y volvieron andando también. Nosotros fuimos andando, después mi compañero se fue a Los Ángeles, mandó la moto desde ahí a Buenos Aires y se vino en avión. Yo me fui a Las Vegas dos meses más, de ahí fui a Miami, y mandé la moto de Miami a Buenos Aires, y llegué con mi moto acá el 30 de diciembre de 2016”, explicó Nino.

Nuevos proyectos

Aunque recién vuelve del que fue su viaje más largo, Nino ya está pensando en cuál será su próximo destino. “me gustaría Europa, posiblemente lo haga con mi esposa, alquilar una moto allá. Porque es chiquito es como la mitad de Argentina, es inclusive más económico que Estados Unidos y Canadá. Y la otra que me entusiasmaron amigos en el viaje compañeros que viajamos juntos es hacer África. La idea la tengo, el plan todavía no está. Este año, me voy a dedicar a recuperar un poco la economía”, manifestó entre sonrisas Nino.

Después de varios viajes, y miles de kilómetros, Nino, asegura que la experiencia vale la pena. Y hasta da consejos a los principiantes, que estén pensando en agarrar la ruta en moto: “Primero que hagan viajes cortos, no un viaje muy largo de entrada, para que vaya conociendo las necesidades que tiene esa persona en sí y los requerimientos de su moto. Porque por ahí nosotros programamos mucho, pero después en el camino te das cuenta que te faltó esto o lo otro. Y después, llevar lo menos posible. Hay algunos que se llevan todo, parece que se están mudando, y uno se da cuenta cuanto más viaja, menos equipaje lleva”, destacó.

“Además -continuó pensativo-, conocer un poco de mecánica, lo básico como para salir de un problema en el medio de la ruta que uno se queda tirado y no hay nadie, y hay lugares que se viaja seguro, pero hay otros en donde el tránsito es muy peligroso”.

Experiencias y sustos

Con tantas horas en la ruta y kilómetros hechos, es natural encontrar también desafíos y peligros. Entre esos, Niño recuerda: “Una vez por ejemplo, íbamos por la ruta y venía atrás un camión. En una curva, vimos un auto que estaba parado, en el medio de la ruta, y empezó a hacer marcha atrás para querer entrar a una estación de servicio. Nosotros veníamos a 100 o 90 km/h, y las motos frenaron bien, pero el camión que venía atrás, no alcanzó a frenar. Así que como vio que no iba a frenar y nos iba a aplastar contra el auto, se tiró afuera, y lo vimos pasar por el costado, se tiró a una banquina, subió, se le abrieron las puertas, se le iban cerrando, pero si no hacía no eso, nosotros quedábamos entre el camión y el auto”, comentó reflexivo Nino.

Día a día, Nino registraba todo lo que pasaba, en una página de Facebook, que se puede encontrar en la red social como Ushuaia – Alaska C&N 2016: “yo escribía lo que pasó cada día. Todos los días del viaje están registrados, desde que salimos el 17 de abril, hasta que llegué con mi moto el 30 de diciembre a la 1:00 de la madrugada”, aseguró Nino.

Y destacó: “Capaz uno puede hacer el viaje en uno o dos meses. Pero mi idea del viaje es veo algo que me gusta y entro, veo un pueblo interesante o me comentan algo, y voy. Sin límite de tiempo. El único límite de tiempo que tenía, eran los 6 meses de permiso nos da la aduana, porque cualquier vehículo argentino que salga al exterior, tiene ese tiempo para volver, o después tiene que pedir una prórroga”.

Entre los lugares que más disfrutó nombra a Colombia, México y Alaska. “Creo que Colombia y México son los países en lo que la gente tiene mejor trato. Son muy fraternales, se ayudan. En México hay un grupo de ayuda al motociclista muy grande. Apenas entramos contacté a un amigo por Facebook, ahí ni más me pasó el grupo de Whatsapp, y entonces donde íbamos nos estaban esperando, nos alojaban en casas particulares. Cuando hay un accidente, se cambia el ícono del grupo, y ponen una foto de emergencia y avisan así las personas que están en ese sector, tratan de ayudar, avisan a la familia”, comentó el viajero.

Por último, Nino, deseo agradecer a todas las personas que nos ayudaron en el viaje: “Son muchas -aseguró emocionado-. Gente nueva que sin conocernos, nos dieron una mano. A todos los que nos siguieron por Facebook… porque uno se siente acompañado. A veces decíamos, ‘estamos a dos meses de ir manejando hasta a casa’, porque uno va a Buenos Aires en avión y sabe que en tres horas está acá. Y esa distancia se siente. Pero cuando uno ve que los amigos te colocan cosas en ese Facebook, que te dan su apoyo, eso ayuda mucho”, concluyó sonriente.
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Mensaje  ERNESTOS 12/12/2017, 07:58

Alfredo, de Buenos Aires a Alaska con su moto
Un hombre de 50 años quiere unir la Capital Federal con el extremo del continente a bordo de Heidi, su Harley-Davidson; para la aventura, busca apoyo a través de la Web

SÁBADO 01 DE MAYO DE 2010 • 16:38Maia JastreblanskySEGUIRLA NACION
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Como regalo de 50, Alfredo Fornaso va a cumplir el sueño de su vida: viajar en moto desde Buenos Aires hasta Alaska con "Heidi", su Harley-Davidson XLH Sportster, en un periplo de 28.000 kilómetros.

A casi un mes de comenzar su travesía de noventa días, este motoquero tiene la garantía de que no sufrirá la soledad de la ruta: ya se conectó mediante Facebook y foros en Internet con personas de los 15 países que visitará, que le ofrecieron alojamiento.

Según indicó a lanacion.com , esa será la mayor ayuda con la que contará para lograr su objetivo. Pero no es el único medio. Para financiar el viaje, el motociclista "ofrece los kilómetros de su camino" a aquellas personas que quieran colaborar a través de las redes sociales y de su página web. Los interesados pueden enviar un SMS con un costo de 4 pesos más IVA o hacer distintas donaciones.

Para Fornaso, no hay mejor estado que el de estar sobre ruedas: "El destino es anecdótico, lo que yo quiero es rodar", asegura, ansioso por comenzar su aventura, planeada para el 6 de junio.

Explica que las múltiples sensaciones que experimenta en la ruta le hacen olvidar el cansancio y los dolores en el cuerpo que pueden aparecer con las horas de viaje. "Siempre es mejor estar arriba de la Harley que en la oficina", sentencia, desde su lugar de trabajo como analista de sistemas.

Es que, la de este año, aunque mucho más arriesgada, no será la primera experiencia de Fornaso. "La primera vez que lo hice fue porque quería visitar a mi vieja en Río Negro y me había quedado sin pasajes. Despúés, viajé por todo el país. He llegado a recorrer 1200 kilómetros en un día, termino con fiebre, pero no importa, al otro día quiero volver a empezar", relata.

El aprendizaje en las rutas argentinas le servirán para preparar su equipaje: "un par de mudas de ropa, unos repuestos y un botiquín", enumera. Además, Fornaso se contactó con otros aventureros en dos ruedas, entre ellos, Emilio Scotto, un motociclista que en los ’80 dio la vuleta al mundo dos veces consecutivas con su Honda. "Me dijo que un motoquero es un hermano, cuya solidaridad se encuentra en todos lados", repasa.

Además, este aventurero aprendió a no tentarse por la alta velocidad. "Voy a cien por hora y llego antes que amigos que la pisan hasta los 150, porque ellos se cansan y tienen que frenar todo el tiempo", explica.

Una ayudita . En su página web, Fornaso solicita donaciones, busca auspiciantes y hasta ofrece elementos de trueque para llevar a cabo su travesía. Entre otras cosas, pide pastillas de freno, cubiertas, un chaleco eléctrico para el cruce de Los Andes, un plato de comida o una noche de hospedaje. Otro elemento importante es la divulgación de su proyecto, por lo que impulsa su difusión por la red.

Fornaso indicó que hasta ahora ya se contactaron con él personas de Cuzco, Puno, Lima, Trujillo, Cuenca, Trujillo, Cali y Bogotá, entre otras ciudades, que lo irán recibiendo en su trayecto. Además, un anónimo le regaló una cámara de fotos y otro, un GPS.

Luego de llegar a Alaska, este motoquero tendrá un paso obligado por otro punto, un poco más al sur, en la ciudad de Sturgis. Es que allí se reunirán entre el 9 y el 15 de agosto más de 800.000 conductores de Harley Davison del mundo. "Lamentablemente el regreso será por vía aérea porque no cuento con más tiempo", se aflige. No quedan dudas que, de ser posible, Fornaso no se separaría de "Heidi" hasta llegar a casa.
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Mensaje  ERNESTOS 12/12/2017, 08:02

Alaska es algo más que una estrella en la bandera yankee. Es un lugar mítico, la "última frontera" para los viajeros aguerridos y el lecho de muerte de los ideales del chico de Into the wild. Alaska tiene 35, 40 cm de nieve en invierno, paisajes verdes y fríos polares que se confunden de estación. Alaska queda muy lejos de Argentina, quizás más lejos de San Francisco, Córdoba. Pero ni los 17.800 km de distancia que señala Google Maps frenan a un trotamundos con hambre de ruta.

Antes que cordobés, Roberto "Tito" Ludueña (31) es aventurero. Viene de hacer 47.000 kilómetros recorriendo 8 países de Sudamérica en un lapso de 15 meses. Todo arriba de "Chapulina" (porque era roja, ahora está totalmente ploteada de negro), su moto Honda Bross de 125 cc, con la que ahora irá mucho más lejos.

No hay mapas, objetivos a corto plazo ni esquemas que cumplir. Si bien estima llegar a destino en julio de 2015, "Tito" dejará todo a la espontaneidad, esa que le dio origen a este viaje. "Cuando llegué a Ushuaia, había un cartel que decía 'Alaska, 17 mil kilómetros' y dije: 'Bueno, me voy hasta la otra punta del continente'", contó a Clarín.

El viaje a Alaska ya comenzó el viernes pasado cuando salió de su casa de las afueras de Córdoba y llegó a Capital. En vez de ir para el norte hizo 600 km hacia el sureste hasta Buenos Aires para terminar los papeles de la visa. Jamás estuvo ilegal en los países donde gastó ruedas. Quizás por su simpatía con las leyes, estudió Derecho en la Universidad Nacional de Córdoba y llegó hasta 4º año.

RELATOS NO TAN SALVAJES. "La gran ayuda en este viaje es la gente. Donde fui siempre me recibieron con una cama, un plato de comida, repuestos para la moto o una carpa. La gente "me hace" el viaje. He estado en bautismos y fiestas familiares de gente que no conocía. Todo por llegar, tocar la puerta y contar que recorro, que viajo", cuenta "Tito" y completa la idea con una estadística inusitada: "De 15 meses viajando, sólo pagué 10 noches de hospedaje".

Las botas -especiales para motoqueros- se las dio una empresa para que las testee, el traje para evitar el frío, también. "El viaje a Sudamérica lo hice con un jogging bien grande que me prestó mi primo para que pueda usar un pantalón abajo. Y no tenía guantes, ahora ya estoy equipado". "Tito" es sponsoreado por Córdoba Motos, Upper indumentaria, botas Motard, casco Nitek, y Andrés Daro (accesorios para motos) y W Standard.

DESEO RODADO. Apenas arrancó el viaje anterior, "Tito" imaginó que, en el camino, le iban a regalar una moto. Y se le cumplió. O casi. En Brasil, fue a Manaos a sacarse una foto en la fábrica donde fue hecha su moto, gestionó la visita, comentó lo de su viaje y terminaron restaurándole el 95% de la moto. "Me dejaron la moto nueva, las piezas que quitaron les sirvieron como un gran registro de control de calidad", dice aún sorprendido por el buen gesto.

W standard, otro de sus sponsors, es una empresa China, y "Tito" sueña en viajar como "embajador" de la marca y llegar hasta la fábrica madre. Y también quiere ir a Japón, a la fábrica de Honda: "Seguramente a algún japonés voy a hacer llorar. Alguien que diseñe motos y no se imagine que yo, desde Argentina, le traigo la moto".

ON THE ROAD. Los viajes a veces sirven para encontrarse. "En la Isla Margarita, Venezuela, me encontré a otro viajero que vive a 20 cuadras de mi casa, y jamás habíamos charlado en Córdoba. También me crucé con los chicos de Argentina-Alaska en un Fiat 600, que ya llegaron", dice "Tito" y sostiene que la comunidad de viajeros es esencial para obtener recomendaciones de rutas a seguir, o lugares donde dormir. "Si me cruzo a un loco en el camino no voy a mandarlo a dormir a una casa donde me abrieron las puertas. Pero si es alguien como yo, puedo ayudarlo, que diga que va de parte mía y que le den hospedaje".

Chapulina da muchas más satisfacciones que problemas. Es de baja cilindrada, nunca se le rompió y es muy económica: "Con 12 litros de nafta (tanque lleno) hago 430 km". Y se cayó 3 veces nada más. Un susto fuerte fue en Venezuela. Tuvo que esquivar a un auto que hizo una mala maniobra, se fue a la banquina y lo frenó un árbol. En el pequeño compartimiento trasero de la moto, lleva herramientas, elementos para cocinar, una carpa y una bolsa de dormir. Ya viene entrenado con el clima. "Me ha caído piedra, 35 cm de nieve, lluvia torrencial. Siempre alguna que otra nube me siguió en mi camino". El viaje por Sudamérica le sirvió como trainning para ir hasta Alaska.

HACERSE CAMINO AL ANDAR. "Alaska lo veo como una meta geográfica. Es muy emocionante pero no es el límite. Cuando llegás donde querés el momento es fugaz. Lo que disfruto es el camino", explica. La idea es que no haya techo. "Si Sudamérica me dio la posibilidad de viajar a Alaska, Alaska me llevará por nuevos caminos".

"No escapo de nada al viajar. Busco cultivarme, encontrar el equilibrio. Me siento dueño del lugar donde llego, del aire que respiro. Me siento libre", concluye "Tito", ya con ganas de subirse a la moto. Y andar.

La travesía podrá seguirse a través de la FanPage de Facebook Por el mundo en moto.
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